Isla de Arosa

El otro día fuí a la Isla de Arosa. Fue una verdadera preciosidad. La entrada ya es preciosa de la isla, porque el puente es muy largo. Y en el puente hay mar a los dos lados. Y se ve toda la ría y muchos pueblecitos de las Rías Baixas que son tan bonitos. Entonces, entras en la Isla y tiene un puerto precioso. Un puerto con muchos barcos de pesca y muchos marineros allí. Y estaba preciosa la ría. Y después nosotros siempre nos sentamos en una terraza allí en el paseo, y no vamos más allá.
Pero el otro día me la enseñaron. Y además de esa ría fantástica, me enseñaron la parte del bosque, que tiene mucho pino y eucaliptos. Y estaba verde la hierba. Y los tojos estaban en flor, todos amarillos de la flor. Parecía una alfombra amarilla preciosa, entre lo verde. Bueno, fue un paisaje divino. Y después, mirando desde el bosque, por ese paseo de madera, que yo ya no podía caminar más. Y ellos siguieron caminando, y yo fui hasta la mitad y me senté.


Y estuve contemplado todo el bosque, con esos tojos amarillos, que es una verdadera preciosidad. Porque el tojo tiene flor amarilla. Pero en mi pueblo lo había en amarillo y en morado. Una preciosidad.

Y después viendo la playa que está junto al bosque, que es divina la playa. Y despues toda una ensenada grande, y se ve aún más pueblos: Boiro...todos, ahora no recuerdo el nombre de todos esos. Y sale como un muelle natural de peñas, que se ven preciosas, unas peñas como bolos haciendo como un muelle al lado de la playa. Y está precioso, las peñas dando el sol, doraditas. Una verdadera preciosidad.



Para veranear ese pueblo es fantástico. Playa, pinar y pueblo al mismo tiempo, que tiene pueblo. Y dos campos de fútbol, Y muchos hoteles, bares...está muy bien esa isla, para pasar un verano es fantástico. Había ya gente bañándose porque hacía un día, como si fuera Agosto. Y mira ahora que frío hace. Pero ese día abrasaba el sol, no se podía estar al sol.

Porque yo hasta me senté en unas maderas que había, y después no me podía levantar, y tuve que esperar a que pasaran unas señoras que me ayudaron a levantarme, que yo no podía. Me quedaron las piernas encogidas. Esta edad ya no es para esas cosas, pero como quiero ver todo...pues...allí me fuí.

Y había mucha gente bañándose, jugando al fútbol. Una isla deliciosa.


Estos pueblos de las Rías Bajas son muy bonitos. Y después tan bien conservados. Porque no tiraron casas, las restauraron. No hicieron como en otros pueblos, que deshicieron los pueblos. Deshicieron los pueblos con esos rascacielos que hicieron. Malpica, que era un pueblo típico de pescadores precioso, ahora con las casas una encima de otras ya perdió mucho. Aún es bonito, mujer, que tiene una playa preciosa, pero los paseos son muy cortitos porque todo es cuesta...y despues esas casas tan terribles...no supieron conservar el pueblo. Pero aquí sí.

Bueno, aquí hay palacios de piedra que son preciosos, y todos conservados. Y casas bajitas de piedra también, las restauraron y quedó precioso.

Y yo como no me acuerdo mucho de los nombres de los pueblos... ahora mismo me acuerdo de Sanxenxo...de Portonovo...de "Combarros"....de "PuertoSin"...de Santa Eugenia de Riveira. Y hay uno que ahora no me viene, que es el que más voy, y no me acuerdo en este momento del nombre. Todos son edificios de piedra. Está tambien allí un palacio precioso de piedra, que allí tienen los vinos de albariño, que son muy famosos, que los hacen aquí. Pero los venden por todo el mundo entero, son conocidos, el vino de albariño. Esta es la tierra de la uva, todas son parras.

Y después lo pueblos tienen unos comercios como una gran capital, y unos supermercados terribles. Está muy preparado las Rías Bajas para pasar los veranos. Gente que tiene dinero pueden disfrutarlo bien. Porque hay grandes hoteles. Y restaurantes. Claro que hay que tener mucho dinero, porque una plaza de un hotel cuesta un capital.

Hoy un veraneo son de miles de euros. De los de antes, como digo yo.