domingo, 29 de junio de 2008

Una gran desilusión


Hoy he llevado una gran desilusión, mis queridos blogueros. Yo soy una anciana con otras costumbres muy distintas a esos personajes que están escribiendo en mi blog. Si ellos quieren hablar de esas groserías y esas cosas que yo no estoy acostumbrada a ellas, que escriban un blog, pero no en el mío. ¿Por qué ellos se van a apoderar de mi blog?. Pues yo no quiero, no quiero a ninguno de eses que tienen esas discusiones tan feas, y esas discusiones tan desagradables.

Hoy me encontré... hasta no me sale... porque estoy nerviosa, hasta me enfermaron. Porque son unas sandeces y unas groserías tan impresionantes, que yo no estoy acostumbrada a eso. Yo soy una señora en toda la personalidad, que siempre fuí una mujer honrada y nunca tuve esa educación, esa perversidad que estoy leyendo en mi blog. Quedé pasmada. Es que no pude seguir.

Personas encantadoras que me escriben. Y hoy qué?... pero qué?...tan largas que yo no entiendo ni de que hablan esas groserías. Si vosotros queréis esas groserías y vosotras sois groseras, pues hacer un blog estilo vuestro. Y ya os llamaran si interesa. Pero no vengas a mi blog a hablar disparates, y de cosas que yo no las comulgo. ¿Eh?.

Yo no me meto con nadie, yo nada más que quiero mi blog para que me hagan compañía y que me escriban cosas amables como estoy recibiendo de todo el mundo. Pero ese...yo no sé como se llaman ya, porque tienen unos nombres raros. Esos que se meten ahora en mi blog y que se meten con Quenxe, y se meten con este, y se meten con esto... ¡¡¡Deja a Quenxe tranquilo!!!. ¡Es en mi blog!. Prefiero los versos de Quenxe y no las groserías tan gordas que estais diciendo, que yo hasta no entiendo. Porque nunca viví en esa vida vuestra.

Yo tengo otra educación. Me diréis vosotros...anda la antigua... . Pues prefiero mi antigüedad al vocabulario soez que hoy he leído. Si hasta no sé ni lo que me ponéis, porque me pusiste muy nerviosa.

Yo soy humilde pero con educación, y todo una señora. Y no me crié en...en...en... hasta no sé que decir que estoy nerviosa. Porque las cosas que hoy leí en mi blog...yo leo todo pero hoy no pude leer más. No, porque no es mi educación. Y vuelvo a repetirlo. ¡Quiero mi blog de antes!. De gente que me trata, que me quiere. Hoy hasta unas del Uruguay, de Chile, esas siempre dicen preciosidades. Y las españolas, eh, una guerra entre ellas y unas sandeces, que a mi no me interesan nada eso. Esas ponerlas en los blogs vuestros. Y si no tenéis éxito, hijo, ir para otro lado.

Pero no consiento más, tengo que preguntar como tengo que hacer para que en mi blog no me escriban personas soeces. ¡Porque sois unos soeces!. Yo soy humilde y no soy de esas santurrias, no, pero me gusta la moral y la educación, y responsabilidad de los hechos. Porque ahí dicen hasta blasfemias.

¿Qué me importa a mi la vida de los demás?. ¡Que hagan lo que quieran!. Yo no me meto en sus vidas. A mí me educaron como debe ser una mujer y una señora. Yo me encantan mis blogueros, y pierdo algunos que yo quiero por culpa de estas lenguas perversas, que nada más que vienen a hacer daño. Pero no es para hacerme daño a mí, es para hacerse célebres ellos. Eh. Pero si tuvieran verguenza, ya no se metían en estas cosas, sabiendo que yo soy una anciana que nada más que buscó tener conversación con mis blogueros.

Fíjate, un millon doscientos y pico tengo de blogueros. Pero a esos los borro de mi blog. No quiero que me escriban más sandeces de ese libertinaje.

Así que no quiero que ensucieis mi blog. Hacer vosotros un blog. Si no os leen, paciencia. No quiero ni dinero ni hablar de esas imbecilidades que estáis hablando. Mi blog no es para eso. Mi blog es para entretenerme, para que me hablen los niños con eses vocabularios tan finos que me encantan, y esas señoras de mi edad y las que no son de mi edad. Pero esos cheches...que están escribiendo y quieren encontronazos para lucirse, para decir que se saben expresar. No, hombre no, en ese lenguaje no sabéis expresaros. Si gusta más a veces una impertinencia de una vieja, que las blasfemias vuestras y conversaciones soeces.

¡¡¡Estoy indignadísima!!! No quiero que me escriban más esa gente. Que lo pongan en otro blog, no en el mío. Yo quiero gente sana.

Cada uno tiene sus ideas. Y ya entrando en las conversaciones esas...y las explicaciones de sexo, como usted comprende, a mí no me importa nada todo eso, que yo soy una anciana. Y aunque fuera joven, nunca quise leer una cosa de pornografía.

Porque es grosera lo que escribieron en mi blog. No lo leí todo, eh. No lo leí todo. Llegó mi nieto y le dije ponme ahí a ver lo que tengo. Y hoy me habeis puesto enferma, eh. No os conozco pero si os tuviera aquí, no soy capaz de dar un puñetazo, pero os lo daba bien grande.

Asi que ya sabéis, cuando queráis escribir cosas de esas, hacer vuestro blog y escribir. Y si no os leen, paciencia, será porque no les gusta vuestra conversación. Tampoco me gusta a mí, no quiero que me habléis más. Y a Quenxe déjalo tranquilo. Si quiere escribir en gallego, escribe. Si quiere escribir en castellano, yo entiendo todo. A mí una poesía me encanta. y no me gustan las conversaciones que me sacaron usted hoy. Y las preguntas soeces que me hicistéis.

Que abuelita... que abuelita... la abuelita no quiere saber de maldad ni de lujuria. Fui todo una señora y lo seré, nunca leí una cosa desagradable. Es mi manera de ser, me educaron así. Me gusta lo moderno, me gusta el Internet, y me gusta todo, pero esto.... no eh, si queréis esas conversaciones tan soeces poneros de acuerdo todos vosotros y discutir y cojéis un blog a ver si tenéis éxito.

Tú ya ves, el éxito que tuve yo diciendo cosas sanas, dulces y agradables. Y no profundidades, nooo, cosas sencillas. Por eso yo tuve ese éxito.

jueves, 19 de junio de 2008

Cuatro

Después de aceptarle que vinieran, estando aún muy delicada que acabo de venir de la clínica, os acepté la entrevista. Eh.

Pero ya dudé de aceptaros porque ya otra vez quería hacerme una entrevista la Campoy para comunicarme con el ministro Caldera. Que iba a venir a verme, una cosa terrible. Muy bien, la acepté. Y después me vuelve a llamar porque tenía que presentarse mi nieto. Y porque no se presentaba mi nieto no quiso la entrevista. ¿La entrevista la pedía para mí o para mi nieto?. Esa señora que me perdone de periodista. Yo le sentí porque quería ver a Caldera, porque fué muy bueno con las viejas. Mi nieto en esto no se mete en nada nada más que en teclear.

Y hoy ustedes venían a verme para tener otra entrevista. Yo la acepté, pero no para después decir que no puede ser, cuando yo estoy arreglada y preparada para recibirlos. A mí ustedes no me pagan nada, yo hacía esto por beneficiarles a ustedes, no ustedes beneficiarme a mí. Yo con esto no gano nada. Sí que gané con mis compañeros, mis blogueros.

Esto es el primer fracaso que tuve de esperar arreglada. Porque hay tiempo para avisar... y hoy hice un exceso. Me levanté más temprano, me arreglé, hasta me puse elegantita para recibirlos. Y no los recibí. Fué el primer fracaso que he tenido, pero con ustedes no lo voy a tener más porque ya no los recibiré nunca.

La Cuatro tenía que haberme avisado antes, porque hice un esfuerzo. Las cosas se hacen de otra manera.

BBC Mundo




María Amelia será entrevistada en BBC Estudio Abierto e invitamos a los lectores a participar. ¡Envíe sus preguntas!

http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/forums/estudio_abierto/newsid_7453000/7453733.stm

martes, 17 de junio de 2008

Matrícula de Honor

Queridos blogueros:

Hace unos días que salí de la Residencia, y ya estoy en casa. Me encuentro muy aturdida, la cabeza no está muy clara, no porque perdiese el sentido, no, no, es que me pesa mucho, es un peso grande que tengo en la cabeza que no se me va. Yo no sé si fue de tanta medicación porque me ataca también a la vista, que veo poco. Una cosa nerviosa en los ojos tengo. Si no fuera eso, casi ya estaba curada, no sé como tengo tanta resistencia.

Fuí al médico ya pensando mala cosa, y allí me hizo la médica de cabecera unos análisis. Y después me dijo: "Usted tiene que ir a la residencia a que le hagan un examen como Dios manda."

Y yo iba con mucho miedo, porque una vez que fuera a Pontevedra las pasé terrible. En vez de residencia parecía un mercadillo. Cuando venían las visitas, seis personas en la habitación con cortinajes que me ahogaban. Bueno, que no estuve muy contenta. Salí sanita, sí, sí, pero deshechiña y bajo forma.

Ahhh, pero ahora fue distinto. Entré malísima, eso es cierto. Pero tan pronto entré en esa residencia en.... pues, estoy haciendo un esfuerzo muy grande y no me sale el nombre del pueblo de la residencia donde estuve, ay que no me sale... en este momento se me va la onda, estoy confundiendo pueblos que pertenecen a Pontevedra y me salen los de La Coruña...a ver a ver... ¡Villagarcía!, me parece que es Villagarcía donde estuve en la residencia, sí, Villagarcía. Y quedé encantada.

Tan pronto llegué ya me metieron en una habitación muy chiquitita, muy chiquitita, abajo, para explorar, no me acuerdo ahora como se dice. Y me pasaron a esa habitación y yo ya encantada porque estaba sola. Pero llego un señor, que debía ser el director, traía un papel en la mano, y me dice: "Señora, usted quizá tenga que quedarse ingresada". Y le dije yo: "Pero aún no sabe lo que tengo que acabo de llegar. "Sí, pero tengo aquí el diagnóstico del médico y tiene usted una cosa grave".

Y le dije yo: "Pues si quedo si me dejaran en esta habitación tan pequeñita, siquiera estoy sola". y me dice: "No, señora, ya verá que contenta está, que la van a pasar a una habitación."

Y yo le dije: "¿Y pueden dejarme esta cama?. Si me llevaran ya en esta camita donde estoy..."

Cual sería mi sorpresa que me suben y me encuentro en una habitación espléndida, espléndida. Pintada con un gusto, enferma como estaba y yo me daba cuenta. Y dije yo: "¡Vaya habitación!". Y una voz por detrás me dice: ¡Que suerte tiene, la está estrenando!.

Y allí me dejaron, que no hubo dedo ninguno ni nadie me conocía. La suerte y la bondad que tienen allí en esa residencia. Todo de primera.

He andado por muchos sanatorios porque mi marido estuvo 20 años enfermo, pero el trato que recibí en esta residencia, esta exquisitez me sorprendió. Los médicos, estos médicos que me tocaron en esta residencia es una cosa moderna, quiero decir, que ahora el médico vive con el enfermo, le da todo tipo de explicaciones. Le pide una explicación por un medicamento nuevo que le dan, y la escucha y la atiende, y le dice porque cambia de medicamento, porque sienta mejor para el hígado... unas explicaciones que me dejaron tranquilísimas.

Yo estaba al pie de la muerte eh, pero esos médicos me sacaron, y con una alegría que trataban. Y las doctoras. Y los enfermeros. Atentísimos todos como si fueran hermanos míos. Un cariño... Me encontraba muy acompañada, estaban pendientes del enfermo.

¡Vaya organización que tienen en esa residencia!. No sólo por ser médicos de primera categoría, porque les doy matrícula de honor. Me dolía un poco el pecho, ya aparecía un médico, me hacía un electro, dos... en mi vida.

Y los médicos hacen preguntas, si está contenta... a veces los médicos creemos que no nos van a creer las cosas. Porque yo cuando enferme, ya de las dos veces, veía como si pasaran personas para quererme hablar. En mi inconsciencia... Pero yo me estaba dando cuenta que estaba viendo personajes que yo nunca había visto. Así como cuadros... Y yo no me atreví a decísrselo al medio porque tenía miedo que dijera que estaba loca. Pero en un momento que vino se lo explique. Mire, yo estoy aquí tranquilita y veo pasar personas, personas...

Dijo él: "Sí, señora, esté tranquila. Claro, usted está muy delicada y eso son cosas de cerebro. Pero el cerebro no lo tiene dañado. Que se explica muy bien, que le tengo envidia, que yo a su edad quería tener ese cerebro tan claro como lo tiene usted para explicarse. Y estoy admirado de su cabeza, que la tiene bien. Pero esas son cosas cerebrales, de mal riego, y de tal". y me dió una explicación y me quedé tranquila.

Que Dios se lo pague a esos médicos que bien me lo hicieron. Fue una caridad muy buena y viví como en familia en esa residencia. Los que me vinieron a cuidar, mis nietiños, también les gustó mucho el trato y la residencia. Vaya, abuela, que has tenido una suerte.

Pues con cariño y bondad se pueden hacer. Y es amor al prójimo y educación cristiana. Cristiana no sé si serán cristianos, a mi eso no me interesa. Buenas personas y que aman al prójimo. Eso es lo que me interesa. Y yo lo he tenido. Y ya no sé ya como dar las gracias. Les doy matrícula de honor a esa residencia de Villagarcía, que gracias a Dios, ahora me salió el nombre.

miércoles, 4 de junio de 2008

Banquete con el pensamiento

Mañana casi seguro que me den el alta. Pero hoy me dí un banquete con el pensamiento. Estuve sóla un rato en el hospital y menudo banquete me di con el pensamiento. Una centolla, nécoras, un buey de mar y por encima un vasito de vino albariño, asi dulcito... ¡y lo saboree y todo!

¡¡¡Qué bien me supo!!!