Muxía

Yo voy al pueblo donde nací encantada, pero voy para una casa que es muy bonita y tiene una vista preciosa, pero no tiene ascensor y hay que subir 4 pisos. Así que yo poco salgo ahora que soy anciana, por no bajar tanto las escaleras y subirlas.

Como la casa tiene tantas vistas, que pasa todo Muxía por allí, veo venir los barcos, que es una maravilla. Porque ahora los barcos de Muxía son una preciosidad, son muy grandes, y hay mucho movimiento de la ría así de barcos. Y lo paso muy bien, sentandita en la terraza.

Antes iba al Coído y tenía una piedra allí que me sentaba todos los años en ella y que le llamabamos la Piedra de María Amelia. Pero cuando vino el Prestige la puso tan negra, tan negra, que yo quise ir a ver pero no me dejaron.

Cuando pasó esta desgracia tan grande con el Prestige que yo no quise ir porque tenía miendo ponerme mal.

Ahora fuí y claro… se nota que parece que lo comieron, porque las piedras quedaron blanquecinas, no con aquel oro bonito cuando daba el sol. El Coído con aquellas rocas que parecían de oro ahora estan como apagadas diciendo lo que me hiciste. Que tristeza. Una tristeza lo que nos pasó. Lo sentí muchísimo.

Yo Muxía es a la que más quiero de todos mis pueblos en donde estuve. Y eso que viví un año, porque yo después nada más que voy a pasar el verano. Y entre Corcubión y Muxía está mi vida. Despues en La A Coruña, que fueron 69 años viviendo. 69 años viviendo en La Coruña. Una ciudad preciosa a la cual tambien quiero mucho.

Pero mis raíces están en Muxía, porque mis familiares eran de Muxía.

Muchos iban a pasar el verano, tenían sus casas muy buenas en Muxía y lo pasabamos muy bien. Pero ahora, todos murieron, y aquello ya no es aquel Muxía que yo tanto amaba con mis familiares.

Y lo disfruto de esta manera, con este pariente, en su casa y lo paso muy bien. Yo voy todos los años, tres meses y medio a Muxía, a casa de este primo mío al que quiero mucho porque mira mucho por mí como yo miré por él. Y no sabe que hacerme.

Ahora cada año cuando voy salgo llorando, porque digo que ya no vuelvo a ver más a Muxía.

Estas pedriñas da Barca, que tanto me gustan en tanto lles quero, parecen que son miñas, parece que son a ama daquelas pedras tan bonitas de Muxía, que me encantan.

Aquel dourado cando lle da o sol, aqueles tombos do mar tan preciosos… E alí soño, soño, e soño como cando ven a Virxen da Barca polo mar, parece que ven nunha barquiña de pedra a darme abrazos a Virxen da Barca.

E así eston soñando, sentandiña na pedra. Miro tamén para a dos Cadrises, que é moi bonitiña a vela da Barca, a Pedra dos Cadríses.

O paisaxe, o Cabo Vilán ó fondo da ría, aquel mar tormentoso…bruma, bruma, aquela espuma daquelas olas que tanto a min me engulle de amor polo pobo de Muxía.